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Leyendas de Yucatán

Leyenda del Ceiba:

Cuentan que hay una mujer guapa que vive en el monte bajo la mata de la Ceiba y cuando los pobladores van a la milpa acostumbran a embriagarse y cuando están briagos la mujer los busca los enamora y los pierde en el monte.

Leyenda de serpientes:

“Las serpientes aladas” son un mito enigmático y misterioso que está arraigado en la cultura maya con sus características específicas, los lugareños aseguran desde hace generaciones que en la zona existen una terribles culebras gigantes, éstas miden más de 50 metros de largo, pero además poseen unas enormes alas similares a las que tienen los murciélagos, asimismo poseen garras gigantes y afiladas, colmillos amarillos muy filosos y una estrategia para cazar personas muy inteligente, para atraer a curiosos lo que hacen es reírse como si fueran unas jovencitas, quienes oyen este sonido generalmente se acercan para ver de donde provienen las risas, estos curiosos nunca más son vistos, por lo que se presume que las serpientes se los devoran.

 Leyenda la carreta:

Sucedió hace mucho tiempo en una pequeña carretera antes de llegar a un pueblo llamado Zotuta; por las noches las pocas personas que se atrevían a pasar por allá siempre escuchaban el ruido de una carreta jalada por caballos relinchando, y por el miedo nadie se atrevía a cruzar por ahí de noche

Pero cierta ocasión el delegado de un pueblo cercano se vio en la necesidad de enviar un telegrama urgente a Zotuta, pero para llegar a dicho pueblo era necesario pasar por la carretera embrujada y como ya atardecía nadie se atrevía a ir por temor a ser asustados, pero de repente una voz aguardentosa se escuchó a lo lejos, era el borracho del pueblo el cual por unas botellas se ofreció a llevar dicho telegrama llego sin problemas cruzando por la carretera embrujada; pero al volver por el mismo camino justo a media noche escucho el ruido de una carreta que se movía estrepitosamente y era arrastrada por caballos relinchando, el borracho temblando de miedo decidió preguntar, – ¿qué quieres?, ¿por qué me asustas?, de repente el silencio cubrió una vez más la noche oscura y fría; y desde lo lejos se oyó una voz que parecía venir del más allá la cual dijo: “yo estoy cuidando un tesoro pero ya me he cansado de hacerlo y como tú fuiste el único que se a atrevido a preguntar te lo entregare a ti, vez aquella ceiba en la orilla del camino, deberás cavar y allí encontraras tu recompensa”

El borracho ni tonto ni perezoso inmediatamente comenzó a cavar y allí encontró muchos cantaros antiguos rellenos de varias monedas de oro y plata, y a partir de ese día nadie nunca más volvió a ver al borracho valiente y jamás se volvieron a escuchar aquel ruido en la carretera hacia Zotuta.

 

 

 

 

 

 

© 2015 por Karenina Nava. Creado con Wix.com

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